Pues a mi, el cartel no me gusta.

Llevo días leyendo críticas negativas y positivas sobre el cartel de nuestra Semana Santa obra de Manolo Cuervo. Reconozco que no sigo la obra del artista onubense, ni siquiera había oído hablar de él, hasta que nuestro Consejo Directivo de la Unión de Hermandades lo presentara como persona elegida para anunciar  nuestra Semana Mayor al resto del mundo. Miren ustedes, no entiendo de arte ni pretendo hacerlo. No voy a faltar al respeto públicamente a un profesional porque sencillamente no me guste su trabajo. Si algo no me gusta lo digo sin necesidad de ser un hipócrita. He leído y escuchado de todo acerca del cartel, que si es una mala copia, que si es poco original, que si el artista está falto de ideas, que si la Esperanza no se merece esto...etc etc. Y luego están quienes defienden a ultranza al pintor andaluz, que si no tenemos ni idea de arte, que para poder opinar hay que estar formado en artes y oficio, que si desconocíamos la obra de Cuervo no tenemos derecho a opinar...etc etc. Al final todo se reduce a gustos, y en esto, es imposible que estemos de acuerdo todos los jerezanos. Resulta curioso cuanto menos, que los mismos que piensan que la Semana Santa Sevillana ha muerto de éxito defiendan este cartel como paladines del arte, porque el compañero del suplemento cofrade del periódico de las tres letras opine que es un buen cartel anunciador, valiente e innovador. Osea, que cuando me interesa, Sevilla es magnífica, pero no lo es tanto cuando me toca criticar otras decisiones hispalenses. En fin, más de lo mismo. El libro de los gustos está en blanco. En lo que estoy completamente de acuerdo con el resto del Jerez cofrade, es en la valentía de este Consejo en seguir una línea muy marcada en cuanto a la elección de cartelistas. Y si bien este cartel no me gusta absolutamente nada, debo reconocer que tanto el cartel  de Díaz Arnido como la obra del taller de Daroal, causaron en mi sensaciones totalmente distintas a la obra de Manolo Cuervo. Así que tampoco se puede reprochar nada a esta Unión de Hermandades, al fin y al cabo ellos no manejan los pinceles.